jueves, 15 de noviembre de 2012

Hacer el Fulano


Dícese del movimiento macarra del bullate que dirige manos y pies de forma anárquica hacia al baile salsero chungo y sin fundamento. Sin llegar a tener una teoría universitaria conocida, sí ha quedado demostrado empíricamente que para hacer el fulano los requisitos son:

  • la palabra boogaloo
  • un tren rítmico que no cabría en la estación de Sans
  • unos vientos poderosos, reyes del fraseo pegadizo y el libre albedrío
  • un teclado que tumbaría al mismísimo Mike Tyson
  • un cantante de sonrisa pícara chulesca sacada de algún tugurio del harlem barcelonés
  • unas buenas cañas previas


Si quieres olvidarte un rato de este mundo, te recomiendo que te pases a Hacer el Fulano este sábado en la Sala Sol de Madrid.  Hace poco más de un mes, en el aniversario del AfrodisiaClub en Granada, yo lo experimenté y ahora estoy enganchado. Hacer el Fulano en los tiempos que corren debería estar recomendado por cualquier psicólogo que se precie: recuperas la sonrisa garantizado. Y que coño, como dicen ellos mismos, si esto se acaba que siga el boogaloo!!!



Ese día, también los Pyramid Blue, grupazo del que ya hemos hablado en este blog hace un tiempo. Menuda fiesta nos espera. Mucha calidad.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Esos tres minutos, otra sesion de DJ Sito, Asian Inspiration


Siempre digo que unos de mis lugares favoritos para escuchar música es el coche, solo, a todo volumen, uno puede disfrutar con calma y atención de las melodías, los detalles instrumentales, los puentes, el orden de un LP o incluso una simple nota que se desvanece al final de un tema.  Un tertuliano, un mal locutor de radio formula (o de radio independiente) puede joderte el día camino al trabajo, puede ponerte de una mala leche infernal que no haya dios que te aguante. Por mi bien y por el bien de mis compañeros de trabajo, hace tiempo que intento escuchar lo menos posible la radio por la mañana y aprovechar las horas que Madrid nos “regala” en los atascos para disfrutar de la música. Al final,  el coche se ha convertido en un pequeño estudio de pruebas donde aprovecho para poner esos discos a los que no les has dado una oportunidad como se merecen, o rescato viejos CDs en forma de ”revival”.

Una lluviosa mañana de miércoles de atasco en Madrid resulta que un CD promocional abandonado en mi colección es el elegido para acompañarme en el trayecto: se trata de un disco que recoge sonidos de Asia, sitares y tablas tradicionales por doquier pero también alguna banda más moderna. Hay un momento en el camino en el que esos sonidos asiáticos, mezclados con las gotas de lluvia en el cristal del coche, me transporten a no sé muy bien donde, de repente me doy cuenta de que no estoy en el coche, no estoy yendo al trabajo, no estoy aquí. La tabla, el sitar, la relajación, veo todo con indiferencia, únicamente soy o estoy yo, todo y nada, un momento en blanco, no sé donde empieza lo físico o donde termina lo psíquico. Muchas cosas dejan de tener importancia y otras son las importantes, son apenas tres minutos que me conectan con una música y con una forma de apreciar las cosas, que si bien conocía, no había experimentado en su plenitud. Y todo esto, sin drogas….jodidos Beatles como debieron disfrutar. Llego a casa por la tarde, todavía con el recuerdo de la experiencia mañanera, rebusco entre mi colección y me doy cuenta de que tengo muchos más discos de los que yo pensaba con sonidos indios, pakistaníes, nepalíes…Así que decido hacerle un homenaje a ese momento de tres minutos, me pongo a pinchar y me sale esto. Espero que os guste y sobre todo que alguna vez también tengáis esos tres minutos de lucidez gracias a la música.